sábado, 31 de julio de 2010

Un amigo


Comparto con vosotros un poema de mi amiga Mary Bonilla Bisbal.

Un amigo

Una mano cálida que se tiende en el
momento justo,

que se abre en consejos como semillas
frescas para futuros frutos.
         
Un verano soleado que ilumina
tu otoño adormecido.

Un alma como la tuya, o parecida,
que te escucha cuando lo necesitas.

Una nube blanca en un cielo oscuro.
Una estrella fugaz en la noche infinita.

Una flor, un perfume que te embriaga
el sentido, cuando en medio del mundo
te sientes perdido.

Un río que te calma el ansia del sosiego,
acompaña tu miedo y te brinda equilibrio.

Un pañuelo extendido para tus lágrimas
y una fiesta de luz para tus alegrías.

Un café bien caliente en las tardes
de frío.

Eso, es un amigo.

viernes, 23 de julio de 2010


Comparto con vosotros el texto publicado por Marian Benedit en vidapositiva.com

Sé Fuente.
Sé agua abundante, pura y cristalina para quien tiene sed de amor, de cariño, de fuerza y de apoyo.

Sé Puerto.
Puerto de llegada de almas cansadas, abrazando y recibiendo con amor a aquellos que andan perdidos por el mundo, y que necesitan de un lugar tranquilo para descansar el fardo que cargan. Sé también puerto de salida, para quién necesita partir, inspirándole a llevar una vida mejor, con renovadas esperanzas.

Sé Puente.
Puente que conecta la vida terrenal a la eternidad del cielo. Para ser puente, comprende, perdona y deja que las personas pasen a través de tí hacia el amor infinito.

Sé Camino.
Camino largo, exquisito de pasear. Sé camino que guía, y orienta hacia la verdad a los peregrinos de la vida y estos agradecidos plantarán flores a tus pies.

Sé Estrella.
Sé estrella que ilumine gratuitamente a los que se te acercan. Sé estrella guía, estrella de los que navegan por la vida y están perdidos. Sé estrella que desde lo alto muestre a los demás la ruta de la felicidad.

Sé Lluvia.
Lluvia que moja los corazones secos, vacíos de amor, de esperanza, de paz.

Sé Árbol.
Árbol que da frutos para quienes tienen hambre, que da sombra y refresca el arduo calor de los caminantes que siguen por la vida. Porque ser árbol es tener raíces sólidas y profundas, brazos que se alargan, que se extienden es producir flores para adornar el alma de alguien, es ser fuerte y enfrentar temporales.

viernes, 16 de julio de 2010

Mientras hay esperanza, hay vida


Comparto con vosotros un extracto de la entrevista a Julio Gómez publicada en La Vanguardia el 10 de abril de 2010.
 
El artículo empieza con el texto siguiente:
...Su hija estaba muerta. Dejó que su hermanito Ander, de seis años, la viera. El niño lloró y, mirándole a él, le dijo: “Tú no lloras porque eres médico, ¿verdad?”. Y Julio Gómez rompió a llorar: aprendió que tenía derecho...

¿Cómo puedo vivir bien sabiendo que voy a morir?
Si aceptas lo inevitable y yo te palío lo evitable, vivirás bien hasta el final, con dignidad.

¿Qué es lo evitable?
El dolor total.

¿Qué es el dolor total?
Una suma de dolor físico, dolor psíquico, dolor social y dolor espiritual. Paliémoslos: en eso consisten los cuidados paliativos.

...El médico está entendiendo que, más allá de curar, puede cuidar al enfermo desde el diagnóstico hasta la muerte.
Lo dice el filósofo Francesc Torralba: “Hay enfermos incurables, pero ninguno incuidable”....

¿El estado psíquico determina el físico?
Sí. El dolor psíquico –angustia, ansiedad, tristeza, ira, miedo...– alimenta el sufrimiento, sensibiliza, incrementa el dolor total.

¿Y cómo se palía ese dolor psíquico?
Acompañando al enfermo, permitiendo que se permita expresar rabia, tristeza... ¡Sólo así podrá llegar a aceptar su situación! Ese enfermo quiso hablar con familiares, expuso deseos, se reconcilió consigo mismo...

Me hablaba de dolor social: ¿qué es?
El derivado de perder tus roles sociales anteriores, a causa de tu enfermedad.

¿Cómo puede paliarse ese dolor?
Un enfermo entendió lo mucho que podía enseñar a sus hijos (o nietos) con su actitud ante la enfermedad y la muerte: ganó para sí un rol social, ¡y un rol muy importante!

¿Sí?
Solemos encubrir la muerte. Error. Si de niños vemos al abuelo muerto, ¡sufriremos menos mañana ante la muerte! Los niños aceptan la muerte como natural: ¿por qué inocularles temores, perjudicándoles?

Me citaba el dolor espiritual: ¿qué es?
Es el del sentido: “¿por qué?”, “¿por qué yo?”, “¿para qué nacer, para qué vivir?”, “¿para qué todo?”, “¿qué pinto yo aquí?”, “¿dónde está Dios?”. El enfermo terminal se hace estas preguntas, busca un sentido...

¿Y cómo le ayuda usted ahí?
Acompañándole en las preguntas: al menos, siempre nos quedarán las preguntas.

Diga algo al terminal que nos lea.
No es que mientras hay vida, hay esperanza, sino que mientras hay esperanza, hay vida. Hay mucho que hacer, desde aplacar tu dolor hasta estar consciente, o ver una película con alguien, compartir una comida, conversar... ¡Te queda seguir vivo hasta el final!

Cíteme un caso.
A un hombre le preparé para disfrutar de la cena de Fin de Año con sus seres queridos. Luego murió con todos alrededor de su cama, dándole la mano: ¡ver esa foto es emocionante! ¿Puede haber mejor muerte?

...Tratar a un enfermo terminal es siempre tratar a la vez a sus familiares, a sus cuidadores, para evitar que le transmitan sus angustias. Y otra asignatura pendiente de la medicina actual es el duelo: la mitad de los duelos deriva en alguna patología...

¿Aprende usted algo de sus pacientes?
Sí: el valor de expresar las emociones, el valor de reconciliarse, el valor de cinco minutos...¡Ellos son mis maestros! Lo que aprendo de ellos me capacitará un día para aprobar mi propio examen final.
 
¿Cómo enfrentará usted su final?
¡Intentaré que la muerte me encuentre bien vivo!

viernes, 9 de julio de 2010

Recobra la confianza en ti


Comparto con vosotros un extracto del libro "El don de vivir como uno quiere. Claves para lograrlo" publicado por Concha Barbero en su blog librosdeconchabarbero.blogspot.com

En nosotros influye y vive, pues, la genética biológica y psicológica, el inconsciente colectivo y el ambiente en el que nos desenvolvemos. Si deseamos liberarnos o transformar alguna de estas influencias, tenemos un apasionante trabajo de reconstrucción para llegar al lugar que nos corresponde, y al que sólo se accede desde la expansión de la conciencia.

Porque ahora, de adultos, cuando lo que nos sucede, lo bueno y lo malo, ya depende de nosotros, y sobre todo de la actitud que tengamos ante las circunstancias que nos toca vivir, no es tiempo de quejarse de herencias emocionales, ni de solicitar permanentemente ayuda, como si aún fuéramos niños desvalidos.

Bajo lo que llegamos a ser desde el aprendizaje se encuentra nuestra más pura esencia, que espera a ser descubierta amable y responsablemente.

Cada uno tiene que ir resolviendo lo que la vida le pone para seguir aprendiendo, y creo que ese afán de superación es el mejor modo de percibir lo gris como rosa, las dificultades como retos, las tristezas como puentes hacia la alegría.

No tienes que llegar a un lugar concreto, sino abrir un rincón de esperanza dentro de ti.

¿Cuántas veces te has encontrado pensando aquello de “me gustaría desaparecer por un tiempo, retirarme a un monasterio o perderme en el monte”? Es tu conciencia la que te zarandea para avisarte de que ya es hora de que te ocupes de ti, de que te encuentres contigo y dejes de mirar fuera.

Porque ese pensamiento no responde a un deseo de esfumarte, sino de imaginarte en un tranquilo entorno en el que, desde lo más hondo de ti, puedas experimentar el gozo de la libertad.

viernes, 2 de julio de 2010

Palabras para el Bienestar


Comparto con vosotros un extracto del libro Palabras para el Bienestar publicado por Concha Barbero en su blog librosdeconchabarbero.blogspot.com

En determinados momentos nos asola un temor a no se sabe muy bien qué, se entrecruzan en nuestra mente diversas aflicciones, que seguro pertenecen a lo que fue o a lo que será; estamos en tierra de nadie, con la sensación de no contar con la solución adecuada a nada, y anidamos en esa ineficaz situación, perdiendo en ello las fuerzas que necesitamos para cumplir nuestros objetivos.

Cuando parece que la vida te dirige y no tú a ella, cuando estás en uno de esos días en los que piensas “¿Qué pinto yo aquí?” o “Esto no tiene solución” trata de aceptar todo tal y como es, no te rebeles a tu realidad, y nunca pierdas la esperanza, porque lo que haya de pasar…pasará, y eso será lo que más te conviene.

Permite que tu vida se desarrolle sin forcejear con ella; deja a un lado la precipitación y la impaciencia y acógete a la confianza.

Tal vez la confianza lleve implícita cierta inseguridad, la que te recuerda que no estás llevando, en una situación crítica (en la que más necesitas echar mano de la confianza) las riendas de tu vida, pero lo cierto es que la esperanza abre tu capacidad para discernir, comprender e intuir lo que honesta e inteligentemente más te conviene.